Nos pasa continuamente, nos acostumbramos a tener cerca y usar en nuestro día a día algunas cosas hasta tal punto que no nos planteamos nada más allá. Esto es normal, con tanto estrés y de más quién tiene fuerzas para nada, aparte de desconectar el cerebro hasta el día siguiente, cuando llega a casa. Sin embargo, las tecnologías nos ofrecen todo un mundo de posibilidades que en muchos casos quedan desaprovechadas. Una de esas posibilidades es el aprendizaje de idiomas, el cual ha ganado muchísimo con la evolución tecnológica, y ahora vamos a ver algunos ejemplos para aprender o perfeccionar nuestras lenguas no maternas con nuestros inseparables «chismes».
1. Películas y series.
¿A quién no le gusta estar en casa después de un duro día de trabajo/ estudio/ bagueo (que no todo es trabajar sin parar) y ponerse a ver una peli o un capítulo de su serie favorita tranquilamente?
Ya sea en plataformas digitales o en la propia televisión, tenemos la opción de cambiar el idioma por defecto al idioma original y, en muchos casos, hasta podemos activar los subtítulos. Esto no cuesta ningún esfuerzo y es una buena forma de «hacer oído» y aprender nuevo vocabulario y expresiones mientras desconectamos.
2. Libros.
La lectura, ese placer tan adorado por unos y detestado por otros. Es evidente que este es uno de los mejores medios para aprender idiomas y desarrollar nuestras competencias con los mismos, pero... ¿realmente sacamos todo el provecho que podríamos de ellos?
Afortunadamente la lectura ya está al alcance de casi todos; tenemos libros en formato físico, más convencional, el de toda la vida vamos. Pero otra opción relativamente reciente y que sigue creciendo en la actualidad es la de los libros digitales o ebooks. Estos últimos suelen tener un precio más asequible ya que eliminamos los costes que supone el «fabricar» un libro. Incluso podemos encontrar libros que han pasado a considerarse de interés cultural y dominio público, que pueden ser descargados gratis. Si sois unos lectores empedernidos y haceis cuentas, probablemente veáis que os sale rentable (por mucho que cueste desprenderse del formato físico).
Pero esto no es lo único interesante en el ámbito de los libros en otros idiomas; también existen libros bilingües, muy interesantes para comparar la versión original con su traducción. Si, además de todo esto, metemos a escena los olvidados audio libros, que nos permiten a la vez aprender la pronunciación de lo que vamos leyendo, la lectura se puede convertir en nuestro mayor aliado.
Una colección muy interesante de libros bilingües, que aún está disponible actualmente es la del periódico El país.
3. Aparatos electrónicos.
Muchas veces no somos conscientes de ello, pero seguramente si sacáramos el total de las horas que nos pasamos frente a una pantalla, sea del tamaño que sea, resultaría una cifra abrumadora. Pero no todo está perdido, podemos sacar una pequeña ventaja añadida a todo ese tiempo si cambiamos el idioma de nuestros inseparables tecnológicos. Está comprobado personalmente, se aprenden mucho vocabulario y expresiones nuevas con este pequeño truco.
Y ahora, ¿qué trucos vais a poner en práctica?